Historia

La Danza Tradicional Escocesa es una forma de baile social con raíces que proceden de varios siglos atrás, posiblemente de los bailes de campo en que se festejaban los acontecimiento importantes la vida como bodas o nacimientos, o en las ferias, ocasiones donde convergían gentes de poblaciones dispersas en un punto de reunión e intercambio. De esos tiempos lejanos se conservan las figuras del círculo, las cadenas, las ruedas y los ochos además del primero de sus ritmos característicos, el vigoroso reel.

Como Danza Tradicional propiamente dicha probablemente comenzó a bailarse a principios del siglo XVIII. Esta forma de baile social había sido popular en Inglaterra durante más de cien años; la primera colección importante de Danzas Tradicionales se publicó allí por John Playford en 1651.

La corte europea tuvo una constante influencia sobre la corte Inglesa de la Reina Isabel I, aportando a la danza nuevas ideas en estilo y contenido. El mayor florecimiento de esta forma de baile se produjo en las salas de reunión del siglo XVIII. Edimburgo, durante este periodo de ilustración, emulaba a las capitales europeas y sus reuniones de baile, desarrolladas con sumo decoro, florecieron.

Durante gran parte de los siglos XVIII y XIX, se consideraba que los máximos exponentes de todas las formas de danza se encontraban en Francia. La influencia que los bailarines y profesores franceses ejercían sobre la danza social y teatral era tan evidente en Escocia como en los demás países. Los efectos de esta influencia han sobrevivido en la Danza Tradicional escocesa hasta la actualidad. El “poussette”, “pas de basque” y “allemande” han encontrado un lugar permanente en la terminología de la danza tradicional y la influencia del ballet francés se puede ver en el uso de las posiciones de pie de ballet para definir la estructura de los pasos de los bailarines tradicionales. Las influencias del ballet también son evidentes en otras formas de danza escocesa, específicamente los bailes de solistas de las Highlands (Tierras Altas) y la danza de “Ladies’ Step”.

Al principio del siglo XX la cantidad de danzas tradicionales incluida en los programas de baile había menguado pero todavía eran populares y aparecían regularmente. En 1923 se fundó la Sociedad Escocesa de Danza Tradicional. El título “Real” se confirió a la Sociedad en 1951 y Su Majestad la Reina Isabel II graciosamente se convirtió en su patrocinadora en 1952.

Desde aquellos primeros días la Asociación ha evolucionado hasta convertirse en una organización mundial, con más de 21.000 miembros. Se administra desde las Oficinas Centrales en Edimburgo a través de una red de 166 sucursales y cerca de 500 grupos afiliados.

Gracias a los esfuerzos de esta asociación la Danza Tradicional Escocesa ha resurgido a nivel internacional.

Las danzas escocesas son el legado de la tradición cultural de Escocia y ya forman parte del patrimonio universal al estar extendidas por todos los continentes. Es un folklore vivo y dinámico que se nutre tanto de danzas y melodías recuperadas de siglos pasados como de nuevas coreografías y composiciones musicales.


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